Los coches americanos molan. En Europa siempre han sido un poco denostados por su falta de refinamiento tecnológico, lo cual no es necesariamente cierto. Pero a fin de cuentas, a los que nos gustan los coches deportivos, lo que realmente nos gusta es divertirnos, y para eso, nada mejor que ponerle a tu cupé favorito un “motoraco” V8 que haga salir llamas por el escape y despierte a los vecinos cuando lo arrancas por la mañana. Esa es la filosofía Caynaloga (la de molestar a los vecinos). El Plymouth Barracuda es un Pony Car americano que disfrutó de cierto éxito en el mercado americano especialmente a principios de los 70, equipando motores de hasta 431cv, lo cual es absolutamente desmedido para la época.

El modelo reproducido en esta ocasión por Scalextric es una preciosa decoración en gris con el capó en negro mate. El coche es llamativo por su longitud y anchura. Es grande, como debe ser para un coche americano. Atrás quedaron los años en que la calidad de la tampografía de un coche Scalextric generaba dudas. Ahora todos los modelos, y este no es una excepción, están bien ejecutados. Especial mención merecen los faros. Los delanteros emiten una luz blanca azulada potente y moderna. Los pilotos traseros también se iluminan, dando un aspecto a la trasera especialmente agresivo.

En cuanto a técnica, pocas o ninguna novedad en este caso. El motor sigue siendo un “baticao”, es decir, un SCX FR42, que tiene la cualidad de ser muy lineal, pesar poco y casi no acusar las bajadas de tensión. Para este coche, que no está destinado a competir, sino a jugar, más que suficiente. La guía es basculante lo que nos ayuda a que al pasar por rasantes, o al inclinarse ligeramente el coche en una curva, no deje de tener la pala entre el raíl, y dificulte que se salga.

Sin embargo no se han desecho de la inefable doble trencilla, de la que todavía no hemos detectado ninguna ventaja apreciable. Te animamos desde aquí a que te unas a la concentración que tendrá lugar en Norfolk (Suecia) el 31 de diciembre a las 23:55 de la noche, liderada por Greta Thunberg, con el lema “doble trencilla es basurilla”. También equipa el doble semieje delantero, estando además en esta unidad muy bien tarado, ya que las ruedas delanteras apoyan muy bien en la pista, pero con una ligera holgura que nos permite evitar rebotes indeseados.

Vayamos a la pista. Lo primero que hacemos es sacarlo de la caja y ver qué pasa al apretar el gatillo. Sin ninguna modificación. El coche corre, aguanta muchísimo en las curvas debido al potente imán y además se mueve de manera fluida. Esto, que parece una perogrullada porque debería ser el día a día de un coche de caja, es sin embargo una buena noticia. Hemos probado ya varios coches que los sacas de la caja, los pones en la pista y no van bien. Se paran porque las trencillas no hacen buen contacto, se queda trabado porque va demasiado bajo, se sale porque la guía ni siquiera entra hasta el fondo, y un largo etcétera de fallos funcionales.

No es el caso de este Plymouth de Scalextric que corre de maravilla, y que aunque tiene mucha estabilidad con el imán, si intentas ir a fondo en las curvas más pronunciadas, se sale. Por lo que permite la diversión con este modo. Eso sí, recomendamos poner el imán en la posición más alta posible, ya que si lo regulamos muy bajo, en ocasiones puede rozar contra el carril.

Pero la diversión de verdad, con mayúsculas, empieza cuando le quitas el imán. Es una operación sencilla, desenroscar los dos tornillos que hacen las veces de sujeción y de ajuste de altura. Y una vez hecho eso, empezamos a divertirnos de verdad. El coche es muy largo y además tiene un voladizo trasero descomunal, lo que provoca una inercia de la parte trasera muy grande. Como el motor “baticao” pesa poco, y la longitud total muy importante, las derrapadas están aseguradas. En cada curva, sea amplia o de radio más pequeño, podemos jugar a voluntad con la trasera. Los neumáticos que monta, aunque no son los “cartón-piedra” estriados habituales de la marca, no agarran mucho ya que están pensados para durar eternamente; pero son progresivos, lo que facilita el ejercicio de intentar mantener la derrapada lo máximo posible.

¿Y contra el crono? Pues aquí no consigue un tiempo competitivo precisamente por lo difícil que es hacer cada curva sin perder tiempo derrapando en ella. Pero he ahí lo divertido del asunto, trabajar con el gatillo, anticiparte a las reacciones del coche, saber que cada error con el mando tiene un efecto negativo en el coche. En definitiva, conducir. Es como conducir un Focus RS Mk1 o conducir un Audi RS4 actual. El segundo es un coche rapidísimo sin gracia ninguna. El primero es una máquina de generar adrenalina por la dificultad de su conducción, por los retos que te plantea.

Tenemos por tanto un coche precioso que es divertido de conducir. Así que deja de hacerte el “pro” y hazte con un Plymouth Barracuda que te saque una sonrisa.

3 respuestas a “Prueba Plymouth Barracuda de Scalextric

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