Prueba Toyota Celica «Safari» Scalextric

Dicen los científicos que no existen los Reyes Magos. Pero claro, ellos también decían que “no habría más de uno o dos casos de COVID” en España. Sin embargo, en Caynaloga no sólo sabemos, sino que hemos contrastado que sí que existen (los Reyes Magos, no los casos de COVID”. Y esto lo podemos demostrar porque este año nos han traído un regalazo en forma de nostalgia. Y es que Scalextric ha ido directo a nuestros corazones, reproduciendo el Toyota Celica con el que Carlos Sáinz disputó el Rally Safari en 1990, año de su primer campeonato del mundo. En ese rally sin embargo sólo alcanzó la cuarta posición, si bien en esos años, el Safari era tan duro que sólo terminar ya era toda una proeza.

Volviendo al modelo de Scalextric, lo primero que llama la atención es lo logrado de su carrocería. Quizá la decoración no llegue al nivel de precisión y limpieza de bordes de la del Hyundai i20, pero desde luego está en un nivel bastante alto. Se agradecen mucho los logos de Toyota en los cristales y los de Repsol en los retrovisores, lo que nos da idea de que se ha puesto esmero en los detalles. Por ponerle un pero, el fondo blanco del dorsal del techo y los nombres de los pilotos en las aletas no tienen un fondo absolutamente blanco sino que se percibe ligeramente el rojo de detrás.

Pero donde este coche destaca es en los accesorios añadidos. Me atrevería a decir que ningún coche de slot de este precio tiene tantos detalles. Los faros supletorios sobre la base del pilar A, la parrilla de cuatro faros la defensa del paragolpes delantero o las llantas OZ Racing de tierra. El aspecto que le dan al conjunto hacen que te den ganas de comprar dos, uno para correr y otro para la estantería. También se nota el gusto por los detalles en los pilotos traseros, que antes eran más monocromáticos y ahora tienen bien diferenciados los intermitentes en naranja y el resto en rojo.

Son detalles pequeños pero que ayudan a entender el cariño que le ha puesto el fabricante. Es en los pequeños detalles donde se aprecia. En que el espejo retrovisor tiene reproducido el cristal mediante pintura plateada, o que los neumáticos tengan el logo de Pirelli pintado, como el de verdad. Todo esto se agradece. Luego hay un detalle que no hemos entendido muy bien. La matrícula delantera es fiel a la original, pero en la trasera han reproducido una placa moderna, de las que tienen una franja azul con las estrellas amarillas europeas y una D de Alemania (Deutschland).

En el plano técnico pocas, o ninguna, novedad. De nuevo el motor FR42, más conocido como “baticao”, que mueve sin problema pero sin alardes todo el conjunto. Tracción sólo al eje posterior, lo que es una herejía para un coche como este. Y los semiejes a los que nos tiene acostumbrados últimamente Scalextric, pero con un detalle, y es que en algunos modelos estos semiejes permitían cierta holgura de la rueda y en otros muy poca. En este Celica, absolutamente nada, con lo que eso implica para lo bueno y para lo malo. Personalmente creo que para un coche de rally es importante que tenga cierta holgura pues se atraviesan juntas, se pasa por encima del carril en los cruces, etcétera. Y es necesario que se puedan absorber mínimamente estos relieves para que no salte el eje delantero haciendo que el coche se salga.

Pero vamos al movimiento. Empecemos por su comportamiento con imán: limpio y sin problemas. Hay que decir que incluso en su posición más alta, el imán hace mucha fuerza contra el carril, pero el coche no se detiene por este motivo, sino que fluye muy bien por toda la pista, permitiendo velocidades de paso por curva increíbles. Junto con el Alpine A110 también de Scalextric, de los mejores coches de rally con imán que hemos probado.

Pero los hombres de verdad, de pelo en pecho, de lavarse las manos antes de mear, juegan al Scalextric sin imán. Así que le quitamos el imán, y empezamos a rodar. Lo primero es que el coche es predecible y lo segundo que los neumáticos de cartón piedra de serie agarran muy poco. Y esto provoca una docilidad extraordinaria. Es difícil que el coche se salga pero es fácil que derrape, y con eso tenemos horas y horas de diversión intentando bien no derrapar para ir deprisa, bien jugando a ser maestros del drift.

No es un coche especialmente rápido pero sí muy recomendable para pasar buenos ratos y divertirse. Ojo, no es lento, pero está claro que no es una máquina contra el crono. Es muy probable que con una pequeña modificación de la p*** doble trencilla por una normal, poniendo neumáticos un poco más blandos y quitando algo de peso como elctrónica o demás, empecemos a tener un coche competitivo. Pero eso, amigos del slot, ya es otra historia.