El mundo está loco. Al menos el de la automoción. Si hace unos años (no tantos) nos dicen que el vehículo que va a elegir Ford para disputar el Mundial de Rallyes es un SUV, nos hubiéramos reído a carcajadas. Pues ahí lo tienen, un Ford Puma. Si hace esos mismos años nos dicen que el Mundial de Rallyes, en lugar de disputarse con coches derivados de los de serie, se van a basar todos en un chasis tubular y luego les van a poner una carrocería de fibra que recuerde a los modelos de calle, ya tendríamos la segunda carcajada. Pues ahí está. Si encima nos indican que van a ser coches híbridos, la carcajada es monumental. No hace falta que les diga cómo es el propulsor de un WRC ¿verdad?

Sea como fuere, el caso es que tenemos la inmensa suerte de que Scalextric sigue reproduciendo un número muy elevado de modelos del Mundial de Rallyes, y si algo bueno ha traído lo anterior, es que la estética actual de los WRC es espectacular. Y este Ford Puma no iba a ser menos. Anchos pasos de rueda, faldones, alerones desproporcionados y una decoración de Red Bull muy llamativa hacen de este modelo una preciosidad. La reproducción de Scalextric es además muy fiel al modelo real y con un nivel de acabados excelente como ya es norma en la firma española. Que tenga piezas independientes para faros, rejillas, espejos y demás, nos hace ver que en Scalextric “se han gastado los cuartos” en que la calidad final de su producto sea alta. Como punto a mejorar, hubiera estado bien que llevara una parrilla de luces, que siempre aportan un punto de espectacularidad, especialmente para los más pequeños de la casa.

Pero la principal novedad en este modelo no está tanto en la parte estética como en la parte técnica. Resulta que por fin alguien en Scalextric ha escuchado nuestras plegarias y ha dotado a nuestro pequeño WRC de tracción a las cuatro ruedas. En Caynaloga nos parece importante que los coches reproduzcan el tipo de tracción del modelo real, de manera que se pueda asemejar la conducción aunque sea en la distancia. Además utiliza un sistema que aunque en el pasado si era utilizado por la marca, había caído en el más absoluto olvido: las poleas. El eje sale del motor hacia atrás, pasando su fuerza a través de un engranaje de piñón y corona al eje trasero. Dicho eje tiene unas poleas, que mediante unas correas de goma que llegan hasta otras poleas situadas en el eje delantero, transmiten la fuerza a dicho eje. Este sistema permite tener un sistema de tracción total más suave que el que va por engranajes, pero también su ajuste y mantenimiento puede ser más delicado.

Donde no hay novedad es en la nunca suficientemente denostada doble trencilla. Es como una puñalada a la ingeniería, un golpe en el estómago a la dinámica vehicular de un coche de slot. El motor SCX FR42, conocido como “baticao” es de sobra conocido por ser utilizado en prácticamente todos los modelos actuales de SCX. Su rendimiento es más que suficiente para jugar en casa y sobra para divertirse con el coche. El imán es regulable en altura y desmontable con lo que podemos decidir cuándo queremos jugar con él puesto y cuándo no.

Vayamos a la pista. Empezamos, como siempre, con el coche sacado de la caja, con su imán puesto. Primeros problemas. El coche se sale. ¿Cómo puede ser si lleva imán? Pues porque está ajustado en una posición tan baja que toca en la pista y en cuanto hay un desnivel en una curva, el coche se apoya en el imán y levanta la guía. Es tan fácil como coger un destornillador y ajustarlo en una posición más alta, pero sería recomendable que eso ya viniera así de fábrica. Es un artículo venido como juguete y un niño lo que quiere es sacarlo de la caja y jugar. Una vez subido el imán el coche funciona a la perfección. Ningún aspaviento, velocidades de paso por curva muy elevadas y horas y horas de jugar sin salirnos. Ideal para los más pequeños (y para sus padres fanfarrones que presumen de lo buenos que eran al Scalextric cuando eran pequeños).

Pero nosotros somos auténticos profesionales del slot con multitud de campeonatos mundiales ganados a nuestras espaldas, así que nosotros corremos sin imán. Procedemos a desmontarlo y echamos el coche a rodar al tramo. No hace nada raro, tiene fuerza y pasa las curvas decentemente. Evidentemente todo viene lastrado por los neumáticos de “corchopán” que trae, que agarran menos que el suelo de una almazara (para los de la LOGSE: os he explicado ya en otros artículos lo que es una almazara). Pero pese a eso, el coche entra razonablemente bien en las curvas, aguanta bien los cruces y sobre todo es divertido. La tracción a las cuatro ruedas nos da la posibilidad de que aunque el coche deslice lateralmente bastante, no se quede muerto a la salida de las curvas, lo que facilita la tarea de gestionar el gas tanto en mitad de la curva como al final de la misma.

No vamos a marcar en ningún caso unos tiempos estratosféricos, pero tampoco es el objetivo de este coche. Lo que sí tendremos es muchas horas de diversión, tratando de llevar el coche por el sitio, y además, una vez puesto en la estantería, podremos disfrutar de la preciosa carrocería muy bien rematada y con una decoración llamativa.

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