Estando en un rally en el Club Scalextric Alhambra de Granada se nos acercó un tío más largo que un día sin pan y nos dijo: “tenéis que venir al Open que vamos a hacer en Jaén”. Y eso es todo lo que necesitamos para ir a un rally, que nos inviten. Así que nos pusimos a organizarlo y la historia ya quedará escrita en las páginas doradas del slot. Hay que matizar que en esta ocasión había muchos detalles distintos. El primero es que por primera vez (pero esperemos que no última), nos acompañaban las cheerleaders oficiales del equipo Caynaloga. O sea, nuestras señoras esposas. Lamentablemente, la parienta de Toño no se pudo unir, al tener que estar cuidando del Caynaloga Junior Team (dícese Toñín y Marquitos). Así que salimos en dos coches, ya que Toño había de salir más tarde, lo cual no era problema porque los doscientos kilómetros por hora de velocidad de crucero que suele llevar, le harían alcanzarnos más tarde. El resto del grupo (pilotos y cheerleaders) saldríamos esta vez en el coche de prensa más grande que pude conseguir, un feísimo BMW X5 cuya única utilidad que le encontramos fue espantar a los coches que se ponen delante porque creen que se les viene encima un tren o algo así.

El principal objetivo de Caynaloga, comer mucho y bien. En este caso, con nuestras Cheerleaders.

En el viaje, lo típico. El chunda-chunda de la Playlist de Caynaloga y algunas patatas fritas para poder dejar nuestra huella literal en la tapicería de cuero. Llegamos al hotel, dejamos las cosas y salimos a cenar. En esta ocasión no teníamos tanta libertad porque una de nuestras cheerleaders es celíaca, por lo que no puede comer después de las 12 de la noche, ni la puedes mojar con agua. Acabamos en un restaurante muy chulo en el que todo estaba espectacular y fruto de ello nos llenamos hasta arriba. Y aquí apareció la figura de Toño, que en un ataque de gula, se encaprichó de una ración de berenjenas de la que por supuesto no pudo comerse ni la mitad, como ya le habíamos avisado. Y es en este instante donde nace la leyenda del “berenjeno”. Para bajar la cena pensamos en dar una vuelta, pero como sólo lo pensamos, nos fuimos directos al hotel. A la mañana siguiente, despertador, ducha y quemaduras de tercer grado. Resulta que la ducha tenía tres opciones de temperatura: quemando, hirviendo, lava volcánica. Desayuno a base de tostadas de aceite y al rally.

La catedral es preciosa. No busques más monumentos. Ya te hemos dicho que es preciosa.

Se celebraba en un hotel de las afueras con muchísimo espacio y todo bien distribuido. Unas mesas amplias para dejar maletas y hacer ajustes o reparaciones. Unos coches de verdad para crear ambiente de carreras (nada menos que un Ginetta, un Escort MK2 y un Seat 600). Y algo muy recomendable: nuestro amigo Javier de Boxerslot había instalado un puesto en una esquina con todo tipo de material, por si necesitabas a última hora alguna pieza o recambio. Nosotros llegamos puntuales, bien peinaditos y con nuestras sudaderas oficiales (recuerda que ya están disponibles en El Corte Inglés, Galerías Lafayette y Harrods).

Toda la concentración del mundo. Polo de Caynaloga, mascarilla de Palleiro… ¡y al tramo!

Nos acogieron de maravilla e iniciaron las verificaciones de nuestros coches. En este punto me gustaría hacer un inciso para destacar la profesionalidad de las mismas. En Caynaloga creemos que la firmeza y la seriedad en el control de la normativa técnica sobre los coches participantes son la base para evitar problemas futuros. Así que por nuestra parte “chapeau como diría Rosseau” (me encanta este dicho mezcla de pedante y paleto). Menos mal que en Jaén tampoco están al tanto de nuestro magnetizador de trencillas y nuestro condensador de fluzo, de manera que pasamos las verificaciones con una risilla sarcástica al más puro estilo del mítico piloto Pier Nodoyuna.

El gato Jeremías nos hizo compañía durante nuestro rally.

Los tramos estaban bien ambientados, con castillo incluido, y eran en general muy muy rápidos. Grandes rectas enlazadas a través de curvas marcadas y horquillas. Este es el escenario que más le gusta al Professor Fate, que tras comprobar cómo los tramos se adaptaban a su estilo de “lo que mola es coger mucha velocidad en las rectas” casi se pone a llorar de alegría. Empezamos el primer tramo y…. ¿Una pantalla en el tramo? ¿Una tableta electrónica? ¿Esto qué es, un rally o una tienda de Apple? Pues nada de eso. Lo que sucede es que nuestro amigos de Jaén, han decidido pasar el slot al siglo XXI (para los de la LOGSE, el 21). Basta de apuntar con un bolígrafo cual ludópata en un bingo. Resulta que los técnicos de Xauen Slot System han desarrollado un software que reconoce las señales del cuentaveltas y cronómetro, y tras la identificación del piloto en la pantalla táctil, permite ir grabando en tiempo real los tiempos que cada piloto va haciendo en cada tramo. Fácil, sencillo y para toda la familia que diría Arguiñano. Aparte de la imposibilidad de malas artes y de fallos humanos, la velocidad de paso entre tramos crece exponencialmente. Y además, permite ver en la pantalla general de tiempos, el discurrir del rally en tiempo real, lo que genera mucha expectación entre los pilotos que no están en ese momento con el mando en la mano. De los diferentes sistemas que conocíamos, ya sea el de apuntar o el de las tarjetas, ninguno se acerca siquiera a la inmediatez del sistema de XSS. Además, como todo software, puede ir evolucionando. Marcar los mejores tiempos por categoría, hacer una notificación cuando se mejore un scratch en un tramo, etcétera.

De los productores de «Yo vengo a pasármelo bien», «Sin la banana del freno se corre mejor» y «Acelera en rectas y frena en curvas», llega a los cines de toda España «Los sábados al sol».

La verdad es que el rally discurrió sin mayores problemas. Sin ningún tipo de contratiempo. Con muy buen ambiente y mucho compañerismo. Comimos en el propio hotel, que sin ser un tres estrellas Michelín, era más que aceptable. Como no podía ser de otra manera, Toño pidió “el bocadillo más grande que tengáis”. Volvimos al rally para las últimas dos pasadas y entre la cuarta y la quinta, alguien decidió que no era mala idea encender el Ford Escort en el interior de un recinto cerrado sin ventanas. Probablemente el que decidió arrancarlo y darle acelerones no relaciona los conceptos óxido de nitrógeno y problemas respiratorios. Así que salimos huyendo de allí y nos pasamos un rato en unos sillones en el exterior, rodando nuestra nueva película “Los sábados al sol”. Momento en el cual, vimos aparecer al gato Jeremías, que se acercó a saludar al Professor Fate. Recordad que el Professor es amigo de todos los gatos del mundo y es capaz de comunicarse con ellos en lenguaje gatuno. Para el resto de humanos les está diciendo “bssss, bssss, bssss”, pero eso traducido a lenguaje gatuno significa “le voy a poner al coche un motor de 104 Gauss que no lo voy a poder despegar de la pista ni con una pala”.

¡Viva el slot!

Fin del rally en el turno bueno, el del sábado. Existe la creencia generalizada de que es mejor correr el domingo, con más gente, el conocido como “el día de los pros”. ¿Pero qué os tenemos dicho en Caynaloga? Aléjense de los pros, no traen nada bueno. Los pilotos te hablan de que si hay más agarre y tal y cual. Sí, hay más agarre, pero hay una cosa que no tienen en cuenta: el paso de los coches reduce la atracción magnética entre el motor y el carril metálico. Según un artículo publicado por Caynaloga en el Journal of Magnetism and Magnetic Materials, el efecto del paso de los imanes del motor, afecta a la orientación de los polos sobre el carril, disminuyendo la densidad del flujo magnético según la siguiente fórmula: Φ = B ⋅ 5 ⋅ cos⁡ α. Siendo la letra griega phi (Φ) el flujo magnético y (alfa) α el ángulo de gatillo que aprieta el piloto. Al ser las trencillas de un material diamagnético, la permeabilidad relativa de las mismas en el campo afectado por el motor, provoca una histéresis asintótica resistente al magnetismo a medida que los coches van pasando por la pista. Y es por todo esto, que en Caynaloga corremos los sábados, y no porque seamos unos pilotos poco profesionales con nula preparación de las carreras como se ha dicho injustamente desde la Moncloa.

En cualquier caso, los tres hicimos un gran rally. El Professor Fate se mostró más competitivo que nunca encontrando desde el primer momento un buen feeling con el coche y sin problemas técnicos como en anteriores ocasiones. Y sobre todo, el berenjeno hizo un rally espectacular, colándose en el top diez para acabar noveno de diecinueve participantes en su categoría. El deber estaba hecho y era necesario celebrarlo con nuestras cheerleaders. Primero, y esto es novedad mundial en el equipo, fuimos a un museo. Sí, estáis leyendo bien, un museo. Con sus cuadros, sus esculturas, sus antigüedades. ¿Creíais que Caynaloga era una bacanal de slot, comida desproporcionada y vagabundeo ocioso por la ciudad? Pues sí, es así. Salvo que vengan contigo las cheerleaders, que en cuanto llegamos al hotel nos avasallaron con miles de propuestas culturales. Pero igualmente, tras el atracón cultural (una hora en un museo cubre nuestras expectativas culturales para un quinquenio) había que celebrar el rally, y encontramos para ello un restaurante excepcional en el que ofrecían menús bien de tres o bien de cuatro platos por persona. Como buenos madrileños, “pa’ chulos, nosotros”. Así que tuvimos una cena ligerita con cochinillo, chuletas de cordero, flamenquines, solomillo, y demás exquisiteces de la típica comida vegana jienense.

La verdadera clave de este Open. Es un salto al siglo XXI en el slot. Esperamos verlo en muchos clubes.

Al día siguiente, desgraciadamente el berenjeno se tuvo que ir porque algún miembro del Caynaloga Junior Team estaba malito. La mañana del domingo transcurrió pasando frío de una calle a otra intentando buscar el casco antiguo de Jaén. Normalmente, en los pueblos y ciudades de España, alrededor de la Catedral (si la hubiera como es el caso) está la zona antigua, vestigios de épocas pasadas por donde resulta agradable pasear a la sombra de edificios centenarios. En Jaén no encontrarás ni uno solo de ellos. No lo busques, que ya lo hemos hecho nosotros. Si no fuera por el puerto deportivo, la villa olímpica y las estaciones de esquí, diríamos siendo generosos, que Jaén capital tiene poco que ver; y siendo un poco más sinceros, que si vas a esa provincia te des una vuelta por los maravillosos pueblos de alrededores, pero que salvo que tengas un accidente y te tengan que llevar al hospital, Jaén te lo puedes ahorrar.

Ya por la tarde, asistimos a la gran fiesta final del rally con sus entregas de trofeos, que por cierto son de los más chulos que hayamos visto; y también con sus sorteos. El caso es que no sabemos cómo, pero entre sorteos y demás, cuando nos quisimos dar cuenta teníamos un bote de más de dos kilos de aceitunas cada uno que por supuesto no pensamos compartir ni con las cheerleaders ni con nadie, haciendo así nuestro el apodo de “los aceitunos”. Nos despedimos dando la enhorabuena por la excelente organización y mejor trato, y por supuesto, prometiendo volver. Y más ahora que hemos entendido que eso de “Jaén, paraíso interior” lo que significa es que si vas, lo veas desde el interior de tu habitación de hotel, calentito y con un gintonic en la mano.

Clasificación de N-Clásicos
Clasificación de Grupo N
Clasificación de Súper N

2 respuestas a “I Open Tierra de Olivos. Dos aceitunos y un berenjeno.

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